Por: Luis Manuel Rivera

En la gran mayoría de los análisis solemos atribuir la rotación de personal a los salarios, a las largas jornadas o a la presión operativa.

Sin embargo, una de las causas más profundas y menos discutidas es mucho más simple: no sabemos realizar un buen reclutamiento.

¿Por qué pasa esto?

Contratamos por urgencia y no por perfil. Ante la alta demanda, muchas veces cubrimos vacantes con la primera opción disponible, sin validar competencias técnicas o actitudes clave.

Ignoramos la cultura organizacional. Si un candidato no comparte los valores de servicio, empatía y disciplina que requiere la hospitalidad, el choque cultural será inevitable.

Entrevistas superficiales. Preguntas genéricas como “¿sabe trabajar bajo presión?” no revelan realmente las habilidades del aspirante ni su vocación de servicio. Falta de procesos claros.

En muchos hoteles y restaurantes el reclutamiento no tiene metodología: no se definen perfiles de puesto, indicadores de éxito ni se involucra al área operativa en la selección.

El costo de no reclutar bien

Rotación temprana: colaboradores que renuncian en los primeros 90 días.

Capacitación desperdiciada: inversión perdida en entrenamientos.

Impacto en la experiencia del huésped: la inestabilidad del equipo afecta directamente la calidad del servicio y, por ende, la rentabilidad.

Hacia un reclutamiento estratégico

Definir perfiles por competencias.

No solo habilidades técnicas, sino también actitud de servicio y compromiso.

Entrevistas estructuradas y role plays.

Evaluar en acción cómo responde un candidato a situaciones reales de servicio.

Involucrar líderes operativos. El jefe de recepción, el capitán de meseros o el chef deben opinar en el proceso.

Construir marca empleadora. Un hotel que proyecta prestigio, capacitación y crecimiento atraerá mejor talento.

Entonces, no se trata de “contratar rápido”, sino de elegir al talento correcto.

Un buen reclutamiento es la primera piedra para construir equipos leales, experiencias memorables para el huésped y, al final, mayor rentabilidad.