Por: Luis Manuel Rivera – PowerPeople
El código de ética no debe quedarse archivado en un documento olvidado. Tiene que respirarse en cada saludo, en cada decisión financiera, en cada sonrisa al huésped.
Es la pieza invisible, pero fundamental, que sostiene una cultura organizacional sólida y rentable.
La diferencia entre un servicio ordinario y una experiencia memorable no está solo en la infraestructura o en la tecnología, sino en los valores que guían cada interacción.
El código de ética se convierte en el faro que orienta a colaboradores, directivos y aliados hacia una misma meta: servir con integridad, respeto y compromiso humano.
- Más que reglas, una filosofía de servicio
Un código de ética no es un manual rígido de lo que se puede o no hacer. Es la declaración viva de principios que definen la personalidad del hotel o restaurante.
Hablar de hospitalidad ética es hablar de honestidad, empatía, inclusión y responsabilidad social.
- La confianza como ventaja competitiva
En un mercado cada vez más transparente, los huéspedes no solo compran un cuarto o un platillo, compran la seguridad de que recibirán un trato justo, con información clara y sin sorpresas ocultas. Un código de ética sólido refuerza la confianza del cliente y multiplica la lealtad.
- Capital humano con propósito
Los colaboradores que conocen y practican el código de ética sienten orgullo de pertenecer a la organización.
Esto eleva su motivación y reduce la rotación. Al final, el capital humano es el rostro visible de la ética institucional.
- Responder a dilemas con claridad
dilemas cotidianos: ¿cómo manejar propinas? ¿qué hacer ante un huésped en estado inconveniente? ¿cómo reaccionar ante la presión de cumplir metas sin sacrificar calidad?
Un código de ética bien diseñado da guías claras que evitan improvisaciones y protegen la reputación.
- Cultura organizacional con impacto social
El impacto va más allá de los muros del hotel. La ética en compras, no conflicto de intereses, sostenibilidad, inclusión y trato justo se convierte en ejemplo para proveedores, comunidades y nuevas generaciones de líderes.
Un buen código de ética manda mensajes contundentes de los valores del hotel y las consecuencias de no cumplirse a cabalidad.
Además de ser un mecanismo de prevención de actos que afecten la integridad de las personas y del hotel. “Salvaguardar los bienes de la organización y de su activo más valioso, el capital humano.
Luis Manuel Rivera
CEO en PowerPeople
http://www.luismanuelrivera.com
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