Por: Luis Manuel Rivera
Durante años en la hotelería y la hospitalidad hemos escuchado hablar de estrategias de retención de personal.
La palabra suena fuerte, casi como si se tratara de un prisionero al que hay que evitar que se escape.
Pero los hoteles no son cárceles.
No se trata de “retener” a la gente.
Se trata de construir un sentido de pertenencia tan fuerte que nadie quiera irse.
🔹 El error de pensar en retención
Cuando un hotel solo busca “retener”, cae en políticas que muchas veces generan el efecto contrario:
• Bonos condicionados que parecen cadenas.
• Reglamentos rígidos que asfixian.
• Estrategias de miedo: “afuera no tendrás lo mismo que aquí”.
El colaborador se queda… pero por obligación, no por convicción.
🔹 La verdadera ventaja: pertenencia
Un colaborador que se siente parte de la historia del hotel:
• Cuida al huésped como si cuidara su propia casa.
• Suma ideas, no solo horas.
• Defiende la marca con orgullo, no por miedo a perder un empleo.
Pertenecer significa reconocerse en el proyecto: “Este hotel es mi lugar, aquí me valoran, aquí crezco”.
🔹 Cómo se construye pertenencia
1. Reconocimiento sincero: un “gracias” auténtico vale más que un check-in impecable.
2. Oportunidades reales de desarrollo: planes de carrera claros, capacitación constante.
3. Cultura humana y justa: reglas claras pero no punitivas; beneficios que hablan de cuidado.
4. Escucha activa: preguntar y aplicar lo que los equipos proponen.
5. Liderazgo congruente: predicar con el ejemplo, porque el colaborador ve más lo que haces que lo que dices.
Mi reflexión:
La hospitalidad se construye con personas que creen en lo que hacen.
No pensemos en “retener”, pensemos en hacer que quieran quedarse.
Porque los hoteles no son cárceles, son hogares temporales… no solo para los huéspedes, también para quienes los hacen posibles.
